N+2: La course à l'abîme - Georges Schwizgebel (1992)

15 abril 2012

La course à l'abîme - Georges Schwizgebel (1992)


El camino al abismo / The road to the abbys
Sin diálogos/No dialogue

En el corto "La Course à l'abîme" el pieza musical "La condenación de Fausto” de Hector Berlioz le sirve de base al suizo Georges Schwizgebel para crear una atmósfera y construir un drama de buenos y malos.




El animador suizo Schwizgebel debería ser uno de esos nombre que no necesitan presentación, pero como para la mayoría de mis lectores (y para mí, hasta que me lo descubrió la animadora valenciana María Lorenzo) será un completo desconocido, así que se hace necesaria una pequeña introducción. Digamos simplemente que se trata de uno de los grandes animadores experimentales de los últimos tiempos, siempre preocupado por representar sus historias de forma nuevas y originales, y que ha desarrollado un estilo característico, lo que podría llamarse peintures animées, mediante la cual consigue transmitir directamente al celuloide sus pinturas acrílicas, en las que aún es posible descubrir la huella del pincel, para luego animarlas siguiendo la vieja técnica de la animación sobre cristal, que permite retocar el dibujo realizado sobre ese material, animando la forma al mismo tiempo que se la destruye.

Otro aspecto característico se Schwizgebel es un invariante de la animación, el hecho de que desde los inicios y en contra de lo que ocurre con las películas de imagen real, animación y música siempre han ido de la mano, intentando adaptar y representar la imagen animada lo que ocurre en la partitura, al contrario que en el cine de verdad, donde la música se reduce a acompañamiento. En este caso, el animador suizo elige un fragmento de La Dammation de Faust, la opera deBerlioz que adapta el mito de Fausto (y donde Fausto no es salvado, afortunadamente), en concreto el momento en que Fausto y Mefistófeles cabalgan freneticamente para salvar a Margarita de su condena a muerte, sin que el doctor sepa que en realidad cabalga hacia su propia perdición.

Esta excusa argumental, ilustrada por Berlioz con una música tormentosa y disonante, permite aSchwizgebel realizar un auténtico tour de force, en el que, intercalados en el leit motiv de la cabalgada de Fausto y Mefistofeles, se muestran diferentes escenas aparentemente inconexas, retazos del amor del doctor y Margarita, la juventud de ambos, las huestes celestiales, la danza de los muertos, visiones del apocalipsis, incluso la propia orquesta que interpreta la pieza, todo ello siguiendo con el ritmo frenético de la música de Berlioz y presentado con el estilo del animador suizo, donde los diferentes cuadros se metamorfosean los unos en los otros, sin que nada nos permita prever que aparecerá a continuación.

Un corto que ya así sería notable, pero que justo al final es capaz de ir un poco más allá, como debe hacer cada experimentador. Justo en el último cuadro, cuando la cámara al final parece detenerse, se abre el campo y se nos revela que todo lo que hemos estado viendo no era sino una única pintura que hemos ido recorriendo en espiral, del exterior al interior. Una conclusión, que sorprende no sólo por la cantidad de elementos en movimiento, una proeza casi imposible de conseguir antes del ordenador, sino por que se halla encerrado en un bucle continuo, sin principio ni fin, en el que podríamos decir se encuentra atrapado Fausto, incapaz de escapar de esa carrear al abismo a la que se refiere el título.
David Flórez (Caminando en círculos)


I have set myself a difficult task today in describing an abstract work of art that communicates on various levels. Made in 1992, La Course à l’abîme (The Ride to the Abyss) by the Swiss artist and animator, Georges Schwizgebel, moves at an often frantic pace to the music of HectorBerloiz, La Damnation de Faust, performed by the Boston Symphony Orchestra. The music credits are vital because the action is synchronised to it. It features two galloping horse riders who travel the land, realised in sweeping vistas of mountains, roads and villages, or revealing snapshots: lovers in boat, woman combing hair, dogs fighting. Interwoven with these are trains, dancers, rather ominous crows in the sky, cherubs in the clouds; not to mention the orchestra and choir itself, and always the recurring horse riders who drive the action of the film. Faust sold his soul and this helps explain the morphing of the dancers into skeletons; presumably such vibrant life has a cost to it. There's more to the movie of course. The hand of the artist is to be seen daubing paint onto the already chunky images and blocks of colour in this very canvas-like stage. We are made very aware of the controlling vision of the artist or animator here - surely Georges is also saying something about the art of animation itself, playing god with movement may just have its price! The culmination of the movie is a theatrical and spectacular series of vignettes, reworked scenes from the movie, that spread to form a vast single canvas of action. A source for video rentals that has Georges’ works available here in the UK at least is Close-Up Videos. In the meantime, it's best to forget tiresome scrabbling for meaning and revel in glorious, stirring music and impressionistic artistry.
Ian Lumsden (Animation Blog)



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