Sin diálogos/No dialogue
En esta ocasión, dentro de la revisión de cortos animados de la lista de Annecy le ha tocado el turno a Tango de Zbigniew Rybczynski, un corto realizado en Polonia en 1980. Dentro de la geografía de la animación, que poco tiene que ver con la geografía cinematográfica, ese país del centro de Europa ocupa un lugar de honor. De allí, a finales de los 50 surgirían dos de las grandes figuras de esta forma, Jan Lenica y Valerian Borowczyk, que encabezarían toda una revolución artística, acabando con el estilo Disney que había dominado la animación desde finales de los 30, para añadir esta forma a los modos posibles y validos de la vanguardia artística.
La influencia de ambos creadores fue inmensa, casi podría decirse que festivales como el deAnnecy directamente no existirían, ya que su programa consiste prácticamente en cortos experimentales, creando en la animación la misma dicotomía que se da ahora en todas las artes, entre productos destinados al consumo mayoritario y productos destinados a las elites cuya educación y cultura les permite entenderlas y apreciarlas (y resulta curioso que ahora, cuanto más proclamamos que esa diferencia ha desaparecido, más cierta se haga cada año).
En este nuevo camino, los países del antiguo bloque soviético destacaron con diferencia, en una más que curiosa paradoja histórica, según la cual unos regímenes totalitarios, preocupados por controlar lo que pensaba y dejaba pensar la población, permitieron y subvencionaron unos trabajo de significado eminentemente ambiguo, crípticos y herméticos, que aparentemente no servían a ningún propósito excepto el de de la experimentación artística. Una paradoja que se hace aún más profunda si tenemos en cuenta que tras la caída del muro, la nueva libertad recobrada, de la que tanto presumen los creyentes en el dios-mercado, no llevó a nuevas cotas artísticas, sino a la decadencia de esos centros y la dispersión de sus artistas, imposibilitados en muchas ocasiones de continuar su trabajo y, por tanto, en cierta manera, tan represaliados por el nuevo sistema como lo fueran por el antiguo.
Volviendo al corto Tango, nuestra entrada de hoy. Hay que señalar que se trata de un auténtico tour de force, al combinar en una sola escena los movimientos de 36 personajes que se repiten en bucle. Unos movimientos que fueron rodados por separado y que luego fueron superpuestos con ayuda de una copiadora óptica, y que debieron ser planificados con absoluta precisión, para conseguir dar el efecto de que todos estaban allí moviéndose al mismo tiempo, sin chocar, ni estorbarse, los unos indiferentes a los otros, otros provocando la acción de los primeros.
Por supuesto, sí sólo fuera el reto técnico, este corto no tendría mayor interés. Lo importante es que el autor intenta reproducir, con imágenes, esa danza a la que alude el título, introduciendo primero uno de los personajes, luego otro y otro, haciendo que nos maravillemos de la precisión de los supuestos danzarines, hasta que el espectador acaba abrumado por la acumulación de personas y pierde completamente el hilo de lo que ocurre, sin darse cuenta de que el escenario se ha ido quedando vació y solitario.
Porque lo que estamos viendo no son escenas simultáneas, lo que estamos viendo son pequeñas capturas temporales, sucesos que ocurrieron en la misma habitación sin que los personajes supieran nunca lo que ocurrió a las personas que compartieron ese espacio, mostrando así lo pasajero de nuestra vida, la fragilidad de nuestra existencia, la indiferencia que nuestros actos suponen ante un (supuesto) espectador que fuera capaz presenciar todas nuestras acciones.
O dicho de otra manera. Recordad que llegará un día en que otras personas habitarán en vuestras casas, recorrerán vuestros lugares más queridos, se adueñarán de vuestros espacios privados... y no sabrán nada de vosotros, de vuestras alegrías y vuestras tristezas, de vuestros afanes y miserias, de lo que amasteis y lo que odiasteis, y no les interesará en lo más mínimo.
David Flórez (Caminando en círculos)
Cortometraje ganador del Oscar en 1983.
Si es verdad que para ser genio se necesita vivir en el extranjero, el polaco Zbigniew Rybczynskilo ha demostrado con creces. Gracias a la ley marcial del ’77, este miembro activista del movimiento “Solidaridad” tuvo que mudarse a Austria, donde dejó de lado el género documental para experimentar con las nuevas tecnologías aplicadas al arte de la narrativa. Como Buñuel en México, el trabajo de Zbig para la TV austriaca cambiaría la percepción de una nación entera. El Oscar que mereció su corto Tango en el 83’ condujo a nuestro autor a U.S.A, donde fundó Zbig Vision, encargada de realizar los primeros experimentos en televisión de alta definición de la historia. Tras una breve estancia en Berlín y Colonia, Zbig se asentó definitivamente en Los Angeles, donde aún vive inmerso en sus prototipos de ordenadores y proyectos. ¿Su temática favorita? La continuidad espaciotemporal que subyace a la aparente multiplicidad de la percepción humana. Espaciotiempo se construye en un presente de fluir infinito, en cuatro dimensiones autoemergentes. En sus cortometrajes trabaja, en general, el formato de gag humorístico basándose en la ruptura de códigos establecidos, donde la ley gravitatoria, la relación causa-efecto, lo figurativo y lo abstracto son entrañables víctimas de una de las percepciones más innovadoras del mundo audiovisual. Así que a relajarse y disfrutar. El mago Zbig nos maravillará como a niños con estos impactantes trucos sacados de la manga.
"Thirty-six characters from different stages of life - representations of different times - interact in one room, moving in loops, observed by a static camera. I had to draw and paint about 16.000 cell-mattes, and make several hundred thousand exposures on an optical printer. It took a full seven months, sixteen hours per day, to make the piece. The miracle is that the negative got through the process with only minor damage, and I made less than one hundred mathematical mistakes out of several hundred thousand possibilities. In the final result, there are plenty of flaws ® black lines are visible around humans, jitters caused by the instability of film material resulting from film perforation and elasticity of celluloid, changes of colour caused by the fluctuation in colour temperature of the projector bulb and, inevitably, dirt, grain and scratches.”
- Zbig Rybczynski –Looking to the Future - Imagining the Truth,” in FranÐois Penz, Maureen Thomas, Cinema& Architecture. Mþliús, Mallet-Stevens, Multimedia, BFI, London, 1997
"In Tango, Rybczynski exploits this concept of the single offscreen space by filling it with a plethora of actions. It soon becomes obvious that such a small space, that of a small room, could not possibly contain all the actions taking place. Rybczynski also makes critical use of off-screen space, exposing it for the artifice it is. Off-screen space is the imaginary area beyond the edge of the screen, and in front of or behind the camera. There are a number of ways through to off-screen space in Tango - a window and a door in the back wall, doors on either side of the room, and cupboard which also has its uses. Rybczynski orchestrates his entrances and exits with great precision.”
- Roger Noake, Animation Techniques, Secaucus, Chartwell Books Inc., 1988.
At the 1983 Oscar ceremony, Polish director Zbigniew Rybczynski had possibly the worst night that any Oscar winner has ever had at the Academy Awards. When his short film,Tango, was announced as the winner of the Best Animated Short category, presenter Kristy McNichol mispronounced Rybczynski's name as "Zbigniewski Sky." When Rybczynski accepted the award, his speech was cut off by the orchestra. After talking to reporters in the press room, Rybczynski stepped outside the auditorium to have a cigarette. When he tried to return, an overzealous security guard refused to let him in. Rybczynski was holding his Oscar, but was dressed in a cheap suit and sneakers because he had been unable to afford better clothes. He tried to explain to the guard that he was an Oscar winner, but his English was limited. Hearing Rybczynski's Polish speech, the security guard assumed the director was drunk and shoved him up against a wall. During the altercation, Rybczynski reportedly yelled, "American Pig! I have Oscar!" and tried to kick the guard in the groin. Rybczynski spent the night in jail before the mess was sorted out. (IMDB)
TVRip por amator
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A lo mejor cuando terminó el stalinismo en el '56 esos países no fueron el infierno en la Tierra y quizás el socialismo (o "comunismo") no es un diablo de rabo y patas de cabra.
ResponderEliminar¡Yo sabía que me estaba olvidando de un pariente en la lista de invitados al aquelarre...! ¡El Tío Stalin...! ¿Cómo podríamos olvidarnoslo? ¿Quien no querría tenerlo de amigo, un señor tan tolerante y bondadoso, un alma caritativa, viviendo para su prójimo...? Para aplastar a su prójimo, quiero decir... ¡Ah, por favor! ¡Cuánta falta le hace al mundo estudiar y aprender Historia, madurar y tener un poco de sentido común...! En fin, hay gente para todo...
ResponderEliminarAlejandro Poggi
Mar del Plata
Argentina